Cuevas o Abrigos

domingo, 8 de diciembre de 2013

ABEJARUCO

       Abejaruco europeo (Merops apiaster)

Pertenece a la familia de los Merópidos, de cuyas 24 especies es el único representante en Europa. La mezcla de vivísimos colores de su brillante plumaje, la conducta gregaria, la técnica  de caza, la forma de nidificar y el alegre griterío que casi continuamente le acompaña lo convierte en un ave muy llamativa que causa admiración a cuantos la contemplan.
Del tamaño de un mirlo, tanto la hembra como el macho tienen las partes inferiores de color verde azulado a excepción de la garganta, que es amarilla y queda limitada del pecho por un fino collar negro. Por la parte superior predomina el castaño que al fina de la espalda se vuelve dorado en el macho y se mezcla con verde en la hembra.
En la cara destacan la frente blanca y una banda negra que, como antifaz, va desde el largo y curvo pico hasta los oídos, enmarcando los ojos de un iris rojo muy vivo.
La alas puntiagudas y azul verdosas con una zona media de castaño. Las patas muy cortas.


Al poco de llegar de África se instalan en sus lugares adecuados para la reproducción, son parajes diversos, matorral, dehesas, cultivos, estepas, bordes de bosques, etc. Preferentemente se queda donde haya taludes arenosos, en los que horadan sus nidos, y se encuentren abundantes posaderos aptos para ser observatorios de caza. Exclusivamente insectos, se han especializado en la caza en  vuelo de insectos medianos y grandes como abejas, avispas, libélulas, mariposas, tábanos, saltamontes,etc.
Así, por ejemplo la presencia de arroyos o estanques en las cercanías, determina una mayor abundancia de libélulas. En general, los himenópteros: abejas, avispas y demás insectos afines, constituyen la mayor parte de su dieta y a ello debe nombres vulgares con que es designado el abejaruco.
Consumados especialistas en la captura de insectos en vuelo los abejarucos, cuando atrapan presas de considerable tamaño, las rematan golpeándolas contra las ramas.
  

Bajo sus posaderos habituales de estas aves se encuentran unas bolas alargadas, casi negras y de un tamaño medio. Son las conocidas egagrópilas, resultado de la aglutinación de restos quitinosos de varios insectos cazados, como alas membranosas, cabeza, élitros y patas que al ser indigeribles, regurgitan para que no pasen al intestino.
Uno de los aspectos más interesantes de la biología del abejaruco es su modo de nidificar, en el talud de una carretera, incluso en la cuneta, las orillas de un riachuelo, las paredes de un barranco, siempre que el sustrato sea arenoso, se ponen a trabajar, turnándose macho y hembra . A golpe de pico y con sus patas cortas van escavando y expulsando hacia atrás la arena hasta construir un túnel o cámara de longitud variable.
De vez en cuando interrumpen la excavación y cazan, esta ceremonia discurre entre continuos gritos y no pocas riñas entre los vecinos, pues una colonia de abejarucos, por poco numerosa que sea, resulta uno de los lugares más bulliciosos de nuestra naturaleza.

La puesta suele ser de 4-7 huevos turnándose ambos en la incubación, y en la ceba, cuando tienen entre 25-30 días de edad, los jóvenes abandonan el susterráneo nido.
En la segunda quincena de agosto ya comienza a oírse esas bandas de abejarucos iniciando su viaje de vuelta a África. Igual que como vinieron, se marchan con alegre algarabía, dejando  nuestros campos huérfanos de tan esplendido adorno durante medio año.

Es un ave abundante en el Parque Natural, tiene predilección por los barrancos y los taludes de los cursos fluviales, en Zuheros tengo nidos localizados en el Arroyo la Alameda y de Cotillas, durante el mes de agosto se le puede observar en bandos muy numerosos en cualquier punto de la sierra, llevo dos años consecutivos de asegurarme un espectáculo en el pilar de la Piedra de la Estrella, miles de abejas que llegan a beber agua al atardecer y ellos al acecho depredando sobre estas, con su típica algarabía.