Pajarillo inquieto, bastante grande, robusto y de cola larga de movimientos más pesados y lentos que sus congéneres más pequeños.
De dorso parduzco, alas redondeadas y de base ancha, parte central de color rojizo y puntas grises oscuras, obispillo canela parduzco, cola oscura, larga y con los bordes blancos. Cabeza clara canela con anillo ocular claro, garganta y pechuga parda descolorida .Parte superior más pardogrisacea . Pico fuerte y patas pardoamarillentas..
Cría en vegetación arbustiva y canta desde su posadero o también en vuelo.
Es una especie estival , es más frecuente observarla durante la primavera y verano, su periodo reproductor.
Aunque las aves son los vertebrados más fáciles de observar, algunos de sus componentes llevan una vida tan recatada y ubicada en biotopos tan cerrados para su estudio resulte una labor ardua y extensa.
Así ocurre con las currucas, los más característicos habitantes alados del matorral mediterráneo.
Pero precisamente los arbustos y matorrales de nuestras sierras, al gozar de unas temperaturas suaves, representan un biotopo ideal para infinidad de invertebrados en especial insectos, que no podían ser desaprovechados.De aquí que algunas currucas, aves con un régimen alimenticio netamente entomófago, hayan colonizado estos enclaves.
La timidez, en parte motivada por su diminuto tamaño, la permanente agitación y la alegría de sus movimientos caracterizan a la generosidad de las currucas, que suplen la modestia de sus libreas con sus melodiosos cantos.
Seis especies de currucas viven en nuestros bosques y matorrales.
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